Anoche MP declaró: "Emmanuel es el Jim Morrison de la balada." Lo anterior, luego de contemplar este video, una grabación en vivo en la que el cantante, además de bailar poseído, entra en una suerte de trance místico, encantado por su propia voz, por el efecto de su performance, de su ser-en-este-mundo:
Es, claro, el Emmanuel de otra época, una mejor época para él, y somos afortunados de que exista registro de su encuentro con Dioniso (mejor aún, con Narciso), allí, en un escenario de la televisión latinoamericana. Dejémoslo dormir cansado, pues.
En otra zona geográfico-emocional, aparece, traído de mi infancia (cuando, sin aún conocerlo, estaba ya "enamorado del amor", MP dixit) y recuperado muy recientemente, Joe Dassin, cuyo ánimo relajado permite que nos concentremos en sus palabras, en su amor sedante:
El sonido no es muy bueno, pero el performance es hipnótico, ese sutil bamboleo. Si se quiere escuchar la canción con una mejor calidad (y con tulipanes amarillos en la pantalla), ir aquí.
Finalmente y para dar pie al resto de la velada, les recomendamos esta magnífica versión de "Ne Me Quitte Pas", en donde Jacques Brel nos enseña la real, sudorífica naturaleza del amor:
Nos dejó sin palabras.
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