22.3.10

Un mes con Anna (La vida con Anna, 4)

Hoy, hace un mes, vi nacer a Anna. Eran las siete y media de la mañana cuando nuestro ginecólogo, Raymundo, dijo que el papá se asomara. Y me asomé. Y la vi salir de la entraña de su madre. Cualquier intento por describir el momento en el que contemplé a Anna por primera vez estará plagado de lugares comunes, así que mejor no digo nada. Escuché su llanto. E Isabel, nuestra neonatóloga y pediatra, se llevó a mi hija a su pequeño rincón en el quirófano; minutos después, nos la trajo. De aquel día, siempre recordaré la reacción de MP cuando nació nuestra hija. Las vi a ambas y lo supe todo: esto es el amor; y no hay más que esto, nada se compara con esto en el mundo. Un círculo se cerró; otro se abrió. Y, desde entonces, estoy en franca y serena paz. Todo fluye. Todo esto. Need I say more? No. Enjoy the silence.

16.3.10

La vida con Anna, 3

Hoy, Anna cumplió 22 días. En la visita a su pediatra, la magnífica I., tuvimos la mejor nueva de la semana: ¡410 gramos más de peso! Así las cosas, Anna come y crece bien; y no podemos pedir más. Mientras Anna crece y come, yo leo, consigo leer un libro: Dejen todo en mis manos, del uruguayo Mario Levrero (gracias, muchas gracias, R.; aún preservo la bella envoltura que protegía los talismanes que me mandaste desde el otro hemisferio); literatura en estado puro, además de una narración muy divertida, una suerte de Kafka sin la densidad praguense, pero con el rigor de Montevideo. Ya quisiera uno escribir así. ¿Por qué no se lee más Levrero? ¿Por qué abunda tanta literatura hispanoamericana insulsa, de ocasión, con ínfulas bestsellerianas y no esta literatura hispanoamericana tan sustanciosa, desde Antonio Di Benedetto hasta Mario Levrero, pasando por Justo Navarro y Juan José Saer? ¿Por qué tanta basura entre nosotros, tan visible y ligera, de mero paso por las mesas de novedades y luego a la trituradora, aunque todos ellos salgan en la foto, una y otra vez, poblando un presente perenne sin real derrotero? Leo, decía, a Levrero. Y una noche, ponemos los 13 mini documentales que acompañan a las ediciones remasterizadas de los 13 álbumes oficiales de The Beatles, aparecidos en 2009. MP ya escribió al respecto en su blog, con Anna, claro está, como epicentro. Ahora esperamos la llegada de los 600 minutos de la Anthology. Ya les contaremos. Por ahora, a celebrar: ¡410 gramos en una semana! No se puede pedir más, insisto. [Más Anna y The Beatles aquí.]

7.3.10

La vida con Anna, 2

Son las diez y media de la noche, es domingo, acabamos de bañar a Anna. Mientras come, abrazada por MP, yo silbo una canción que, lo confieso, siempre me ha gustado (y ahora más): "Isn't She Lovely", de Stevie Wonder (viene en su disco Songs in the Key of Life, aparecido en 1976: una joya). Sin embargo, pasado el mediodía era otra canción la que escuchaba, muy en tono con mi ánimo de este domingo: "Ain't No Grave", una canción tradicional que le da título al American VI de Johnny Cash, disco póstumo aparecido este año y que contiene otra tanda de composiciones propias y de otros, producidas por Rick Rubin y que demuestran que Cash vivió con una plenitud absoluta: imposible no creerle cada una de las palabras que canta (su cover de "In My Life", de The Beatles, parte de American IV: The Man Comes Around, es más perfecta que la original, más en tono con su letra de ocaso asumido). Todo lo anterior para decir que este fin de semana descubrí que Anna se encuentra más cerca de mis próximos 40 que de su fecha de nacimiento, su irrepetible Big Bang. Pero no ahondaré en esta idea, porque no quiero que se me tome por mórbido. Miremos a Anna: su madre le da palmaditas en la espalda, mientras ella mira todo lo que la rodea, sus ojos cada día más abiertos. ¿No es adorable? Vaya que lo es: nadie se compara con ella.