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Hoy, hace un mes, vi nacer a Anna. Eran las siete y media de la mañana cuando nuestro ginecólogo, Raymundo, dijo que el papá se asomara. Y me asomé. Y la vi salir de la entraña de su madre. Cualquier intento por describir el momento en el que contemplé a Anna por primera vez estará plagado de lugares comunes, así que mejor no digo nada. Escuché su llanto. E Isabel, nuestra neonatóloga y pediatra, se llevó a mi hija a su pequeño rincón en el quirófano; minutos después, nos la trajo. De aquel día, siempre recordaré la reacción de MP cuando nació nuestra hija. Las vi a ambas y lo supe todo:
esto es el amor; y no hay más que
esto, nada se compara con
esto en el mundo. Un círculo se cerró; otro se abrió. Y, desde entonces, estoy en franca y serena paz. Todo fluye. Todo
esto. Need I say more? No. Enjoy the silence.
1 comentario:
Por motivos largos y difíciles de enumerar, la historia de Anna, el proceso completo, me interpela, resuena fuerte. Sigo curiosa y con un cariño insospechado las pistas que amorosamente nos comparten y ya hasta tengo algunas preguntas que me gustaría hacerle. Vaya, que incluso le propongo una canción. ( http://www.youtube.com/watch?v=4teCuFlO3XA ).
Que no cunda el pánico. No tengo que explicarles lo magnética que es su pequeña gran presencia.
Todas las felicidades, Anna.
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