6.2.08

Árboles


Árboles en el sueño. Árboles en el parque de mi infancia. Árboles jóvenes, delgados. Árboles alineados, pinos de todo tipo, un bosque en potencia. Muchos árboles plantados en la tierra, conviviendo con el pasto amarillo, el fresco verdor contra la árida palidez. Árboles, docenas, cientos de árboles en el sueño.

Árbol, lápiz: tala. Platico con Óscar, otro aparecido en mi sueño, sobre la asociación entre estas palabras. Falta una, evidente: papel. Y corteza, dice Óscar.

Pienso en árbol y me vienen los versos finales, la coda de la “Carta de creencia” de Octavio Paz, a la cabeza:

Tal vez amar es aprender
a caminar por este mundo.
Aprender a quedarnos quietos
como el tilo y la encina de la fábula.
Aprender a mirar.
Tu mirada es sembradora.
Plantó un árbol.
Yo hablo
porque tú meces los follajes.
Pienso, claro, en MP. Me pienso árbol y la pienso viento. Nos pienso, árbol y viento, en el parque de mi infancia. O árboles ambos, las copas encontradas allá en lo alto, meciéndonos al mismo viento, las ramas entrelazadas, acariciándose unas a las otras. Sí: eso. Árboles ella y yo.

Así amanezco hoy.

Así las cosas.

1 comentario:

oscar dijo...

Ese Smokey sí que es bien parecido.