21.1.09

The day after, Obama, once varas

Yo no sé ustedes, pero yo a Obama, ayer, lo sentí con prisa de bajarse del estrado. Primero, la ansiedad: se trabó en el juramento, como el que se traba en el altar. ¿Quería ya decir su discurso? Probablemente. No dijo nada nuevo. Fue puntual. Inteligente, no repitió lo que hizo cuando obtuvo la presidencia de Estados Unidos. No. Emoción contenida. A trabajar, dijo. Nosotros, el pueblo. Humilde. Todos ellos (o todos nosotros) Obama, allí en el Capitolio. Ya por la noche los bailes y demás mamarrachadas. Hoy, a meterse en la camisa de once varas --o de fuerza-- a la que se sometió gustoso, gracias a nuestros votos. Inicia el cambio. Con mesura (no como aquí, que se asume un cambio antes de que suceda y miren: allá se lamentaron luego de 8 años de Bush; acá serán 12 con la azul impericia). Un primer grano de arena. Y a ver si no se lo lleva el viento. Hopefully, he'll endure. All hail the new king!

12 comentarios:

APuertas dijo...

A mi me gustó y me emocionó el momento y el simbolismo tremendo de todo el acto. El discurso fue, como ya acostumbra Obama, excelente, pero además sobrio, contundente y generoso. Me parece que el error a la hora del juramento inicia con el juez de la Suprema Corte, quien no llevaba el texto por escrito y lo había memorizado (mal); por eso Obama se detiene, al reconocer que el juez había alterado la sintaxis del juramento. Sin embargo, por otra parte, no es mi presidente ni tampoco guardo grandes esperanzas sobre su gestión. Ojalá me equivoque, pero creo que el aparato (la bestia negra del complejo industrial-militar), va a torpedear o a corromper muchas de sus mejores iniciativas. EEUU debe reinventarse, sí, pero para ello los estadounidenses deben regresar a sus valores fundacionales, algo que no sucederá mientras sigan inmersos en la espiral consumista, en la engañifa del crédito inmoderado, en la puritana obesidad de 50% de su población. Ese no es el pueblo que soñaron los Padres Fundadores. Finalmente, en lo personal prefiero la impericia azul, como la llamas, a la corrupción nacionalista del PRI o al mamarracho populismo (de origen plenamente priísta) que varios Gebbels de bolsillo pretenden hacer pasar por izquierda. Pero ya extendí demasiado el comentario. Cierro con el deseo de que el pueblo estadounidense esté a la altura del presidente que eligieron y de los valores que le dieron origen a su país.

David Miklos dijo...

Suscribo tus palabras, Antonio, y creo lo mismo: así como Kennedy fue incómodo (y vaya que lo entorpecieron, vgr. Dallas), lo mismo harán con Obama. Sin embargo, los tiempos han cambiado y, me temo, hay ya mucho de simulación en esta pactada presidencia. Allí tenemos a Hillary como secretaria de estado. ¿Y de quién es amiga Hillary y su marido Bill? De George Bush, Sr. El problema: esa clase política es muy acotada. Pero, claro, hay otros grupos de presión y de poder (acá me sale lo Jack Bauer) que bien podrían atentar contra la estabilidad y el mandato del emperador Obama. Y no, no es el pueblo que soñaron los Padres Fundadores, aunque Obama los recordó ayer, no sin mandar un mensaje de que erraron, hoy, en el camino... ¿Esperanza? Ojalá. De la impericia azul, mejor hablar en otro sitio. Yo no la prefiero. Quisiera que nunca hubiera sucedido. Pero cada país tiene a los gobernantes que merece, que son a los que, en una democracia, esa gran falacia y disfraz del capitalismo, merece.

e dijo...

Obama es otro producto mas del Marketing Electoral en el que se mueve ahora la Democracia del mundo. No esperen mucho, "Bienaventurado el que nada espera por que jamas sera decepcionado" -Alexander Pope.

David Miklos dijo...

Pero, E., ¿qué es, qué ha sido la democracia sino marketing electoral? En cada candidato hay un producto. Y uno elige aquel producto que se adapta mejor a sus necesidades, más allá de los efectos colaterales que dicho producto tenga. Otra cosa. ¿Se han dado cuenta que la investidura, el juramento, significa algo así como dejar atrás lo que uno, como humano, fue? Muere Obama; nace el emperador. Y así, desde Roma y antes. Un imperio es un imperio es un imperio. Y allí donde hay un imperio, hay un circo también.

Monserrat sin t. dijo...

qué buena foto escogiste para tu texto. ¿De dónde salió?.

David Miklos dijo...

Monse: La usurpe vía Google. Buscaba "once varas" y "camisa" y nada. Así que, pues, me fui por "straightjacket" (que no "straitjacket") y encontré esa hermosura. Y casó bien con el texto. Lo que no encontré es el crédito, pero proviene de Getty Images.

Unknown dijo...

No Obama, Joe.
Confieso que estoy enamorada del perfil de Joe, lucir más atractivo que él, that´s a challenge!

Lilyán de la Vega dijo...

Hola David

Sigo con asiduidad tu blog. Me encantan los temas que tocas, tus refleiones a veces cínicas y siempre interesantes. Y tu sentido del humor que a menudo me toma por sorpresa.

La entrada de hoy y el debate iniciado, no obstante, me dejaron alicaída.¿Será que tengo muchas ganas y necesidad de creer, de confiar, de visualizar cambios positivos, que miro con demasiada benevolencia lo que sucede a mi alrededor?

No lo sé, pero a mi Obama me da la impresión de ser genuino, de tener un liderazgo positivo que hacía mucho no veía entre políticos estadounidenses (entre políticos, dejémoslo así), de tener ideales necesarios para estos tiempos, de tener los pies en la tierra, de ostentar una buena combinación entre vision y pragmatismo... ¡Me entusiasma que haya ganado, pues! Me da esperanza (pese a que no sea mi presidente, estoy consciente de la enorme infuencia que tiene la política estadounidense en el mundo, y en especial en mi país, México), me alivia un poco la angustia del panorama desolador que tenemos en el mundo con sus problemas de todo tipo: crisis económica, ambiental, social, humanitaria;mfundamentalismos exacerbados; carencia de líderes para afrontar las múltiples aristas con una visión centrada en el ser humano.

Y este hombre, con todo lo que simboliza su historia, su origen étnico y juventud... me alienta. (¡Y mira que yo era de las que le iba a Hillary!)

Por último, una breve nota. No soy capaz de ver todavía con cinismo la democracia estadounidense. Admiro muy poco de ese país, pero eso en particular, lo admiro mucho. El pueblo estadounidense sí ejerce su derecho a elegir, y le es respetado. Mirarlo con visión conspirativa, me quitaría la esperanza que ahora me habita.

Le doy el beneficio de la duda.

Saludos.

efg dijo...

Dices, Lilyán, que el pueblo estadounidense ejerce su derecho a elegir... el problema, creo, es que dicha libertad cada vez se parece más a la "libertad" tan pregonada por el capitalismo: la libertad de elegir qué marca comprar...
¿Qué le pasa a uno para ser tan pesimista a los treinta?

Fausto Vonbonek dijo...

El festejo es genuino. Y lo es desde el punto de vista que enfoca al progreso, a la investidura de la democracia (aún con suturas y máscaras), a la sanidad del líder, al atisbo del propio sentido común. Pero no sólo Estados Unidos festeja, sino el mundo entero; y no todo Estados Unidos, porque Obama es un “blanco” perfecto de aquellos millones que acopian prejuicios y afrentas raciales que ya en estos tiempos debiesen de ser obsoletas (incluyendo las guerras). Si bien es cierto que ganó ampliamente, la mayoría de los blancos votaron en contra de él y al negarle su voto pasarán a engrosar el nefasto padrón de enemigos jurados que a su vez alimentan la voraz sanguijuela de los pesimistas y los radicales. Hay una pregunta que surge en el medio del caos y el festejo: ¿hasta qué punto se festeja el triunfo de Barack Obama y se irrumpe en el festejo del fin del clan Bush? ¿Qué realmente festejamos? ¿Qué festejan los votantes que pueden gritar y corear: ¡ya ganamos! ¿Qué festejan los familiares de más de un millón de iraquíes fallecidos desde la invasión armada? ¿Qué festeja el mundo? Sí, se marchado el tirano, el que nunca ha leído un libro salvo el reader digest, el que hacía volar los sapos al atarles cohetes, el que aprendió geografía devastando el mundo, el que se puso la venda en los ojos para así condescender al 11-S, el que se “ahoga” con una galleta, el que gastó el superávit de Clinton sin juicio y decoro, el que sin más despreció (¡todos!) los concilios internacionales para encarar el calentamiento global, el que impúdicamente forzó a su favor la elección que perdió (al menos por mayoría de votos) frente al que sí le ha importado dar la cara ante el calentamiento, el que si bien esquivó el zapatazo no bien merecía el esquivarlo. Sí, se va Bush y eso es motivo de enorme festejo. ¿Pero entonces olvidamos que fueron los mismos norteamericanos quienes lo eligieron por otros cuatro años comprándole cada patraña y engaño y creyendo realmente que salvaban a una patria de un tirano en lugar de despojarle su petróleo? No, el mundo no olvida y por eso festeja. Porque el mundo está harto de ausencia de líderes natos. Porque el mundo requiere de uniones genuinas que velen por todos y no de absurdas globalizaciones que velen millones de muertos. Porque el mundo está sediento de restauraciones y está hastiado de ver como embutan millones y millones y millones de papeles llamado dinero en “reconstruir” las regiones de guerra. ¿Y quién reconstruye las almas? ¿Quién reconstruye las sonrisas de los niños mutilados o los padres que perdieron a sus hijos? ¿Quién está listo para volver al terror? ¿Quién puede negarle su voto a un ser humano que presenta un cambio? Sí, el mundo y Estados Unidos requieren un cambio, un rostro distinto, una sangre fresca, una benigna esperanza. Tiene razón David Miklos cuando expresa que la democracia es un “marketig electoral”, sin embargo no debiese ser así. Tiene razón Eduardo Galeana cuando se atreve a decir que “si las elecciones sirvieran para algo hace mucho las hubiesen prohibido”, sin embargo no debiese ser así. Hay quienes dicen que en México y América Latina tenemos los líderes que merecemos, pero francamente distan mucho de ser: l í d e r e s. Y tampoco merecemos esos políticos fúnebres que avergüenzan los huesos de los verdaderos héroes. Es verdad que Obama tiene a su frente un panorama que ajusta perfecto al contexto de “once varas” que ofrece David, pero ¡vaya!, el tipo está al frente, le ganó la elección limpiamente a la familia Clinton, le ganó a los prejuicios raciales, le ganó a la desidia, le ganó a la inanición humana. Y sí, es verdad que balbuceo al jurar sobre la biblia de Lincoln, pero el giro del mundo es el libro en el cual todo líder debiese jurar.

Fausto Vonbonek
http://vonbonek.blogspot.com/

David Miklos dijo...

No sé si Obama le ganó limpiamente a los Clinton. Creo, francamente, que los Clinton se salieron con la suya. ¿Qué hubiera sucedido si Obama no invita a Hillary a su gabinete?

Food for thought, my friends.

Pero celebremos, dentro de la medida de lo posible, y que el espectáculo continúe.

Nicolás Cabral dijo...

Querido David,

Hay que restaurar el sentido de las palabras. En ese sentido, las democracias que conocemos no lo son en absoluto, se trata de un desplazamiento ideológico del término. Lo que hay es capital-parlamentarismo, como bien le llama Alain Badiou. Y podríamos añadir, siguiendo a Guy Debord, que se trata de política-espectáculo antes que de otra cosa. Sobre la modélica "democracia" de los Estados Unidos, les recomiendo "Entrevista a Noam Chomsky. La situación política en Estados Unidos", de Vicenç Navarro, un librito aparecido antes de la elección. Sobre el escasamente democrático sistema político estadounidense, Navarro explica:

"Una de las maneras en que el poder de clase aparece en el sistema político es mediante la privatización del sistema electoral. Los fondos privados financian las campañas electorales, incluidas las primarias de los partidos Demócrata y Republicano. El dinero es el motor de la máquina política y los grupos y clases que tienen más dinero tienen mayor poder para influir en esa máquina, que incluye a los candidatos. [...] Según el centro de análisis de financiación electoral Common Cause, nada menos que el 94% de los candidatos vencedores en las anteriores elecciones al Congreso de Estados Unidos en 2006 eran los que tenían más dinero para invertir en sus campañas electorales."

Y añado, sobre la impericia azul, que es tan corrupta como la del nacionalismo priísta, a veces con mayor descaro. Acerca de Göbbels, cualquiera que siguió la campaña electoral de 2006 sabe qué bando lo tuvo de ideólogo.

Un abrazo