19.11.07

Cthulhu y el fin del mundo


Regreso a casa luego de una gira fugaz por el noroeste mexicano. Primero volé de México a La Paz, con escala en Mazatlán; intenté leer Les bienveillantes, de Jonathan Littell, pero decidí que no era la mejor lectura para hacer en una claustrofóbica cabina de avión (y los aviones de Aerocalifornia, además, no lo mantienen a uno tranquilo); durante el vuelo de regreso no hice nada más que mirar al vacío. En el siguiente tramo de vuelos (en un avión más cómodo, por decir algo), México-Hermosillo-México, leí 200 de las 241 páginas de The Road, de Cormac McCarthy, novela maestra del escritor americano, nacido en Providence, Rhode Island, en 1933. Terminé el libro en tierra, a bordo de un vagón de la línea 9 del Metro, entre Pantitlán y Tacubaya, y quise estar en un espacio abierto para poder gritar a los cuatro vientos que McCarthy es un genio. The Road me dejó, por decir algo, sedado, con la sensación de que algo había cambiado en mí. Aún hoy, no consigo sacudirme la lectura, el extraño bienestar que, a pesar de la tragedia que retrata, me dejó. La novela cuenta el trayecto de un hombre y su hijo, los buenos, a la costa y al sur de un continente devastado por una catástrofe o un ataque que se antoja de dimensiones nucleares. El camino es peligroso: hay una tribu salvaje de caníbales, los malos, que comen niños. Y hay otros viajeros a la deriva en un mundo desolado, convertido en cenizas. Es invierno. El hombre, lo sabemos desde el principio, está enfermo. Y el niño, también lo sabemos desde el principio, es el portador de un fuego que será difícil extinguir. El hombre tiene sueños, sueños plácidos de un mundo colorido, pasado, y sueños aterradores, la idea de un mundo aún más consumido, un mundo en el que aparece una criatura que se antoja parida por Lovecraft (nacido, igual que McCarthy, en Providence), amorfa e inmensa, más grande que la propia catástrofe, más allá del fin del mundo. Es, acaso, la muerte que lo ronda todo, el personaje subrepticio, ominoso y sin rostro que acosa al hombre y a su hijo en su trayecto hacia ninguna parte. Y al final...

1 comentario:

Ana dijo...

Y finalmente ya leiste Les Bienveillantes? Tengo muchas ganas de leerlo así que espero la reseña de alguien!