7.6.09

Domingo

Hace calor. Bochorno. Afuera, el sol. Los rosales desgarbados. Mina que ladra y luego se echa, un rugido aún en la garganta. Joe y Billie comparten territorio, juegan. MP y yo ante sendas MacBooks. Ayer fuimos al centro. Vimos los cuadros de Tamara de Lempicka. Hay algunos, muy pocos, notables. Y yo no podía dejar de pensar en las portadas de las novelas de Manuel Puig, antes de que decidieran sustituir los cuadros de la polaca con fotogramas de viejas películas y estrellas de Hollywood, Rita Hayworth, Greta Garbo y demás. Las novelas, creo, no tenían nada que ver con los cuadros. Pero el diseño editorial era magnífico. Y la mancuerna funcionaba. Me recuerdo leyendo Sangre de amor correspondido (1982), comprendiendo algo sobre la narrativa, no recuerdo qué. La curiosidad me mata, pero no encuentro el libro. Seguramente lo regalé, como me sucede con los libros que me gustan. Lo buscaré en una librería de viejo, a ver si encuentro esa vieja edición que tenía, con Adán y Eva (1932) de Lempicka en la portada. El cuadro, ese cuadro, no estaba en Bellas Artes. Lo mejor fue la comida, aunque se habían acabado tanto el gazpacho (lo que yo quería) y los pulpos en escabeche (lo que MP quería). En su lugar, compartimos un timbal de nopales y una tártara de dos salmones, bastante buenos ambos platillos. De fuerte, unos ñoquis de espinaca (yo: exiguos, pero exquisitos) y una pasta con hongos caramelizados (MP). El café, Illy, perfecto. Un panqué de elote y un pastel de chocolate intenso, de postre, decorosos. La compañía de mi querido amigo R., venido de León, muy amena, aunque corta. Pero eso fue ayer. Hoy es domingo. Hace calor. Bochorno. Etcétera.

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