4.9.07
Sincronicidad
Digamos que K. lee un libro. Lo lee porque lleva tiempo queriéndolo leer. Y lo lee, sobre todo, porque un amigo suyo le provocó morbo de leerlo. Su amigo le dijo que en el libro se habla de B., un conocido en común de ambos. Se habla mal de B. Se hace un retrato fiel y preciso de B. Así las cosas, K. comienza a leer el libro y disfruta del retrato, trazado con las delicadas herramientas de un entomólogo literario. Al día siguiente de la lectura, K. recibe una llamada en su oficina. Al principio, no reconoce la voz. El nombre le resulta ajeno. La voz dice el nombre de nueva cuenta. K. lo escucha bien la segunda vez: es B. La sorpresa de K. es mayúscula: hace más de dos años que no habla ni se escribe con B. Y ahora B. aparece y le habla con aparente afecto. K. y B. cuelgan. K. se pregunta si ya se puede ir. Y se va.
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