20.5.09

Agua estancada


Ahí estábamos, por irnos y no.
Zama, Antonio Di Benedetto.

Leo "Danza glacial", la entrada más reciente de Cetrería, el blog de Guillermo Núñez, y pienso en todos los libros que he dejado en el camino. ¿Qué anotaciones, que sobras, que retales y subrayados perdí entre sus páginas? Guillermo lo sabe: algunos de mis libros, los que aún preservo, son cajas de Pandora. ¿Y los que no están más conmigo? Inútil pensarlo. Pero no digo nada. Busco una excusa para escribir una entrada, esta entrada, y sólo atino a pensar en el protagonista de Zama, la novela magistral de Antonio Di Benedetto: un hombre que espera. Un hombre estancado. Inmóvil. Como cualquier escritor. Aunque dicho personaje no escribe. Pergeña alguna carta. Y nada. El agua se mece y trae detritus a su costa. No mucho más que eso. Pienso en Wallander, el personaje de Henning Mankell que tantas horas recientes me ha ocupado. Inspector de policía, resuelve crímenes, pero tampoco espera algo. Separado de su mujer y de su hija, a un paso de cumplir medio siglo de existencia, vive solo en un departamento que apenas lo ve para dormir algunas horas cada noche. Cualquier aspiración a dedicarse a algo que no sea ser policía ha quedado atrás. Su única ilusión es hacerse de una casa, tener un perro. Piensa, de pronto, en una mujer que conoció al borde de la carretera, en un restaurante en donde se detuvo, resuelto un crimen, a comer, luego a dormir un par de horas en un cuarto que ella le prestó. Un romance no consumado, menos aún iniciado. Así es Wallander. Espera. Y no espera nada, a la vez. Wallander es su circunstancia. Y no mucho más que eso. Afuera sale el sol de nuevo. Trinan los pájaros. Escucho el crujido del domo del pasillo. Joe dormirá en la sala; Mina en el jardín, las rosas estáticas. Descubro que me vestí para otro clima. El clima de ayer. El clima de Londres. Y espero. Espero a hartarme del calor. Y nada más que eso. ¿Qué pasará cuando, finalmente, me desprenda del suéter? Ya veremos.

5 comentarios:

Ochoa dijo...

Leo La crónica del pájaro de Murakami. Ahí también esperan pero en el fondo de un pozo, seco.

María (ahora en paz) dijo...

Está muy fuerte. Duele...

Douglas dijo...

Pues hará un frío un frío sueco. A mí me pasa siempre. Estoy por leer a Mankell. ¿Funcionará leer un libro con cada ojo? Qué horror las otras ocupaciones de la vida.

Un abrazo.

Vikram Dharma dijo...

Así me siento. ESTANCADO.

David Miklos dijo...

Bueno, así es un poco la relación con la escritura, con la hoja en blanco (o no tan en blanco): la metáfora del agua estancada. Pero hay escritura. Y el agua, de pronto, fluye y refluye.

Es cierto: el pozo, la espera de Murakami (de sus personajes) también.