21.10.07

Everybody knows this is nowhere, 2


Vi Stellet licht/Luz silenciosa, de Carlos Reygadas, y apenas una semana y unos días después me siento listo para escribir al respecto. Me dan risa los otros. Algunos simplemente dicen que es una película más de Reygadas, incluso sin haberla visto, y lo llaman sobrevalorado, pretencioso, etcétera. Algunos más, no pocos, critican de entrada (nuevamente: antes de verla) y, apenas ven la película, sufren una sutil transformación y no pueden más que celebrarla. Celebro junto con ellos. No hay que ser visionario para entender que Carlos Reygadas es un autor mayor y Stellet licht su opus magnum. ¿Vendrán más después, otras obras maestras, a sumarse a su filmografía? La pregunta me parece irrelevante: basta con ésta, que va de un amanecer a un anochecer y que, dentro de ese día, abarca un amplio lapso de vida de una familia dentro de una comunidad menonita de Chihuahua. El padre de familia se ha enamorado y la esposa acepta la existencia de la otra mujer, su padre le dice que es obra del maligno (y su madre no hace más que, lo mismo que su esposa, aceptar el evento) y su camada de hijos se dedica a pasar el tiempo, a dar gracias antes de cada ingesta y a recibir una suerte de bautismo permanente, mientras giran alrededor del devenir de sus padres. La otra mujer se deja amar. Y el padre de familia acepta lo que vendrá después, fruto de su toma de decisiones (o su inhabilidad para tomarlas y, sencillamente, dejarse consumir por la existencia que lo contiene). Todo parece apuntar hacia un final trágico, hacia una escena tremendista, hacia un castigo del Dios que ilumina esas tierras donde no parece ocurrir algo relevante. Todo es luz, todo es silencio y todo es bondad, esa rara anomalía que Reygadas retrata tan bien a pesar de que es una virtud de la que rara vez somos testigos en los días que corren. La bondad más allá del contenido éxtasis, del breve insulto que provoca la muerte (la esposa del padre de familia dice que la amante es una puta, la única palabra fuerte de la película y la semilla germinada de su malestar), del ínfimo y circular momento de felicidad en el que el protagonista canta una versión descolocada de "No volveré", de la sutil ruptura de contexto y la aparición del histriónico Jacques Brel en la pequeña pantalla del televisor colocado en la parte trasera de una camioneta, allí donde los niños se refugian mientras su padre consuma el amasiato que provoca el casi intangible desorden de sus días. No pasa nada. Y pasa todo. Sujetos a reglas que en la urbanidad parecen mágicas, Stellet licht se resuelve en un cuarto iluminado de blanco (y nunca de luto, como podría esperarse), en donde la esposa y la amante se encaran para devolverle la paz al atribulado marido que las inocula de bondad a ambas. Anochece. Y uno sale de la sala a encarar la luz. Y se dice a sí mismo, canta: "Ne me quitte pas" [Laisse-moi devenir / L'ombre de ton ombre / L'ombre de ta main / L'ombre de ton chien / Ne me quitte pas / Ne me quitte pas / Ne me quitte pas / Ne me quitte pas...], aunque esa no fue la canción que Brel cantó para los menonitas en el medio de la nada, allí donde uno no se atreve a estar, allí donde todo es bueno y de pronto la nieve lo cubre todo de blanco, como las estrellas allá arriba.

2 comentarios:

Xavier dijo...

Qué agradable es leer una reseña así. Desafortunadamente no he visto la película, no se por qué. Tal vez es por un poco de miedo a que no sea lo que espero.
"Japón" se me hizo un buen experimento, pero difícil de ver. No por los actores, ni las escenas, sino por la sensación de que un director está forzando la historia a través de recursos cinematográficos fácilmente identificables, cómo un tributo. La historia es buena, si bien poco sustanciosa, pero requería mucho más en cuestión técnica. Las tomas quemadas, y demasiado largas me distrajeron, el error de post producción al momento de formatear la película es de novatos. No soy muy conservador ni nada, pero la escena entre la señora y el protagonista me parecío demasiado pensada, como si fuera la base de la trama de la película, y la verdad sería muy banal la historia si ésto fuera cierto, al menos para mí.
"Batalla en el Cielo" me gustó más. Se me hizo que propone más, es difícil de ver, ya no tanto por la mala (para mí) fotografía, sino por las situaciones y la angustia que provocan los personajes. Sí se me hizo valiosa, aunque sentí que trato de complicar más todo, innecesariamente. Me causó mucha risa cuando la fui a buscar para rentar, vivía en Vancouver, y en la tienda de video, estaba bajo la categoría de película porno. Ojalá nadie la haya rentado con el fin de excitarse, le dará mala imagen a las porno mexicanas. "Demasiada historia, poco sexo, y por qué habrán escogido a ese cuate para una porno?"...
En fin, es difícil retratar la belleza del Tercer Mundo, y en eso si admiro a Reygádas. Mientras que la mayoría de los directores trata de pintar un México "cool" con todo y su decadencia, Reygádas lo trata de mostrar como es; feo, pero no sin esperanzas.
Tal vez lo critíco demasiado, pero es que mi director favorito es Pedro Costa, y precisamente por la manera tan bella que muestra lo más bajo de nuestra civilización. La fotografía justifica ampliamente la pasividad de sus películas, que es algo que no creo que pase todavía con las películas de Reygádas.
Tal vez me lleve una grata sorpresa con "Stellet Licht", y ojalá porque si he visto un par de producciones nuevas del cine mexicano que son vomitivas, "El Búfalo de la Noche" y otra que afortunadamente he borrado casi totalmente de mi cabeza, pero trataba de unas amigas que eran adictas a la coca, pero tenían una amiga muy conservadora, pero descubre que es lesbiana, y se muere alguien saltando de una azotea. Malísima.
En fin, perdón por el comentario tan largo, pero es que una vez que me arranco con cosas de cine, es difícil parar.
Saludos!

David Miklos dijo...

Gracias por tu amplio comentario, Xavier. No he visto películas de Pedro Costa, así que no puedo contra-argumentar, pero ya lo haré. Salud.