21.3.09
Saltillo, El Porvenir, Parras
Mis amigos en Saltillo me invitaron a presentar tanto Istor como La hermana falsa y allá volé (en realidad a Monterrey, como primera escala) el jueves pasado. Entre Monterrey y Saltillo, al lado de la carretera, vendían ajo grande, no mucho más que eso. La presentación fue muy buena, la cena a la que nos convidó don Javier excelsa y, al día siguiente, Juan Carlos, Luis y yo nos fuimos a pasar el día a Parras. Pocos tramos de carretera me gustan tanto como el que lleva de la capital de Coahuila a la fuente de la Revolución y cuna de Madero. El punto más alto del trayecto es cuando uno pasa junto a un pueblo dejado de la mano de Dios llamado El Porvenir, cuyos negocios siempre llaman a la sorpresa: el restaurante Génesis y el café la Amazona, pequeños cubos de adobe que redimensionan cualquier concepto de prosperidad. Pasado El Porvenir, uno gira a la derecha y se encamina a Parras, el desierto cede el verdor, a los altos y frondosos álamos, a los omnipresentes nogales, a buganvillas por todos lados. Agua y más agua, niños chapoteando en un canal, árboles frutales diversos (algunos tropicales), una sensación de paz abrumadora. Antes de llegar a Parras, sin embargo, hacemos escala en el Rincón del Montero para tomar un aperitivo. Allí, tal cual, no pasa nada. Paz, placidez, el DF y el abigarramiento urbano distantes, una rareza. Y luego, claro, el regreso.
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3 comentarios:
Curioso, David, a mí el norte más bien termina produciéndome siempre pesadillas.
Hola David!!
Ojalá me recuerdes, estuve durante tu visita y charlamos
Ojalá puedas leer lo que escribí
http://www.vanguardia.com.mx/diario/noticia/arte/vidayarte/david_miklos:_presenta_a_su_hermana_falsa/323438
Hola, Quetzali: ya leí el reportaje-entrevista que hiciste: muchas gracias, quedó muy bien.
Héctor: ¿por qué pesadillas? A mí al revés, el norte (cierto norte) me provoca mucha paz.
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