1. Hace unos instantes, la doctora Margaret Chan, directora de la Organización Mundial de la Salud (WHO, por sus siglas en inglés), decidió que, dado el carácter pandémico del virus de influenza H1N1, la alerta pasaría de nivel 4 a nivel 5. En sus propias palabras, esto significa que el asunto debe tomarse con suma seriedad. Ahora bien, aquí tres extractos de su declaración:
I have reached out to companies manufacturing antiviral drugs to assess capacity and all options for ramping up production.La doctora Chan, finalmente, hace un llamado a la "solidaridad global". Yo hago un llamado a que los medios nacionales dejen de sobre-informar (una variante de desinformación) y se concentren en ofrecer datos duros.
I have also reached out to influenza vaccine manufacturers that can contribute to the production of a pandemic vaccine.
From past experience, we also know that influenza may cause mild disease in affluent countries, but more severe disease, with higher mortality, in developing countries.
2. Hace un par de horas en el Reforma declaraban que el virus ya no era influenza porcina sino influenza humana, que ya había cambiado de nombre, luego de hacer una pésima lectura de una conferencia de prensa de la WHO. Desde un principio, el virus H1N1 ha sido, en términos de contagio y desarrollo, humano, aunque se trate de una mutación de un virus porcino. ¿Qué buscaba el diario con esa nota? ¿Ser la portadora-impulsora del cambio de nombre del virus? Patrañas.
3. Manuel Camacho Solís cuenta, en El Universal, cómo fue internado por padecer lo que, más tarde supo, era influenza. En ningún momento se menciona que haya sido esta nueva influenza porcina. Para los que aún no lo sepan, la influenza, en cualquiera de sus variantes, es una enfermedad que cobra muchas vidas anuales, sobre todo cuando no se trata oportunamente. La muerte suele ser por neumonía aguda, que se termina de manifestar con uno o varios paros cardiacos y una insuficiencia respiratoria masiva.
4. El New York Times ofrece una nota que me parece de un nivel periodístico paupérrimo, muy parecido al nacional: la historia de Édgar, niño veracruzano de cinco años, habitante de La Gloria (en donde hay una desarrollada producción porcina, con todos los desechos correspondientes) al que se le atribuye haber sido el primer caso (afortunado) de influenza porcina. ¿En serio?
5. Las autoridades recomiendan no viajar más que en casos imprescindibles (y sólo si uno está sano, por supuesto). Sin embargo, no piden que se cancelen los viajes a o desde México. Aun así, varios gobiernos han decidido cancelar vuelos, elevando no el nivel de alerta, sino los de pánico y paranoia.
6. La carne de puerco no transmite el virus H1N1. Aun así, varios países han prohibido la importación de carne de puerco mexicana, comenzando por China.
7. Conclusiones: no lean los diarios, menos aún vean la televisión (o bien: háganlo a manera de entretenimiento): lean las puntuales declaraciones de la WHO, con sus respectivas advertencias, y pasen la voz. Lo que hay, sí, es una pandemia de oportunismo (tanto mediático como político) y de ignorancia, conspiraciones o complots aparte (que puede haberlos, claro, pero tal no es el quid).