22.7.09
Vacío
Una de mis primeras experiencias cinematográficas la tuve en casa de mis padres, proyectada en una pantalla colocada en el muro de la sala, una sala redonda que siempre quise que se convirtiera en alberca. Allí, una tarde, Jomi García Ascot y María Luisa Elio –los dedicados de Cien años de soledad– nos llevaron la luz de En el balcón vacío (1961), a más de tres lustros de su filmación (él la dirigió; ella la escribió; en la película aparecen las hermanas Ana y Alicia García Bergua, a las que muchos años después conocería y leería, sobre todo a la primera, cuya novela El umbral. Travels and Adventures nunca dejo de recomendar). Fue una experiencia por demás epifánica que me hizo, desde entonces, amar el cine. Hoy, lejos de todo, leo una noticia triste: murió María Luisa, el 18 de julio. (Y un día antes, murió Ulalume González de León –presencia y parte fundamental de Plural y Vuelta–, a la que no conocí pero de la que sí estuve, por así decirlo, cerca. Hay que leer también a su madre, la poeta uruguaya Sara de Ibañez.) Vacío, de pronto. Esperemos, pues, los homenajes, ¿no?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Hay una dicotomía ahora en mí, me gusta leer cómo inicias a amar al cine, y ahora, cómo ese mismo amor está vacío en el recuerdo de alguien que prevalece dormida...
unabrazo fuerte
saludos,
isaac
Publicar un comentario