Quería escribir sobre la propaganda electoral y la estupidez --también la escasa inteligencia--, pero se me cruzaron un cierre editorial --del que aún no salgo--, la redacción de un informe --que aún no emprendo-- y la lectura de los manuscritos que se manifestaron en mi casa al otro día. Todo esto debo acabarlo entre hoy y el 17 de julio: un mes exacto para palomear los items de mi checklist. Tengo, muy probablemente, muchas otras cosas que hacer, pero ahora no las recuerdo. O prefiero no hacerlo. Billie está embarazada. Leo a Stieg Larsson (paso de Wallander a Salander); no está mal su trilogía de Millenium, aunque extraño al viejo Kurt. Lidio con dos hilos narrativos a la vez. Luego tres. Y ahora sí que así las cosas.
3 comentarios:
David, yo sí creo que volverá Wallander, ¿tú no? Con esa nota que anda circulando muy ambiguamente en la red.
Ese libro que empiezas a leer lo trae mucha gente en el metro; cuéntanos qué tal va. Saludos.
Pues ya veremos, Vikram: al parecer, será la última.
Manuel: el libro va de un misterio a resolver mezclado con la denuncia del abuso de mujeres en Suecia salpimentado con la demencia empresarial y aderezado con algo de sexo. Se lee bien y rápido. Entretenido. Literatura para las masas, eso sí, pero no basura. Cero intelectualidad, cero vuelos literarios, mucha inteligencia narrativa. No confundir, por favor, con códigos da vinci y anexas. Los suecos, en mi experiencia, se cuecen aparte. Salud, camarada.
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