1. No les había dicho que leí, al hilo, tres entregas de la serie Wallander de Henning Mankell: Villospår, (La falsa pista, 1995), Den femte kvinnan (La quinta mujer, 1996) y Steget efter (Pisando los talones, 1997), es decir, quinto, sexto y séptimo casos de nuestro inspector. Las tres novelas tienen un denominador común: un asesino, en mayor o menor medida, serial; cambian los motivos del crimen. Del las tres, Pisando los talones es la que me parece mejor lograda, además de que Wallander se muestra más humano que nunca, un héroe aquejado por el azúcar en la sangre y la duda perenne de si es o no es el indicado para dirigir la investigación que lo ocupa y lo abruma. Hay una escena que vale todo el libro: Wallander echado en el piso de su despacho, durmiendo como un lirón por fin abatido por el cansancio, tras resolver el caso. ¡Y qué manera de resolver el caso! Pero no les arruino la novela.
2. La influenza, claro, sigue. No muchos cambios. Pero nada que, en este momento, quiera reportar. Regresamos de Cuernavaca, en donde, por lo visto, nada pasaba.
1 comentario:
Caray, man, quisiera tu poder adquisitivo.
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