29.7.09

Champagne



Lo anterior es el segmento "Champagne" de Coffee and Cigarettes (2003) de Jim Jarmusch, director al que entrevistaré en poco menos de dos horas. Aún no puedo decir nada de su película más reciente, The Limits of Control, salvo que es notable, un gran ejercicio metafísico sobre los alcances y el poder de la imaginación, el arte. ¿Estoy nervioso? Sí. Así que mejor escucho lo que sigue (escucho, dije: ignoren las imágenes... o no):

22.7.09

Vacío

Una de mis primeras experiencias cinematográficas la tuve en casa de mis padres, proyectada en una pantalla colocada en el muro de la sala, una sala redonda que siempre quise que se convirtiera en alberca. Allí, una tarde, Jomi García Ascot y María Luisa Elio –los dedicados de Cien años de soledad– nos llevaron la luz de En el balcón vacío (1961), a más de tres lustros de su filmación (él la dirigió; ella la escribió; en la película aparecen las hermanas Ana y Alicia García Bergua, a las que muchos años después conocería y leería, sobre todo a la primera, cuya novela El umbral. Travels and Adventures nunca dejo de recomendar). Fue una experiencia por demás epifánica que me hizo, desde entonces, amar el cine. Hoy, lejos de todo, leo una noticia triste: murió María Luisa, el 18 de julio. (Y un día antes, murió Ulalume González de León –presencia y parte fundamental de Plural y Vuelta–, a la que no conocí pero de la que sí estuve, por así decirlo, cerca. Hay que leer también a su madre, la poeta uruguaya Sara de Ibañez.) Vacío, de pronto. Esperemos, pues, los homenajes, ¿no?

16.7.09

Ingravidez

1. Hoy, hace 40 años, el Apolo 11 despegó y dejó atrás la Tierra. Un par de años antes, en Estados Unidos se vivía el psicodélico y liberador Summer of love, cuyo fuego se apagaría, poco menos de un año después, con los asesinatos tanto de MLK como de Bobby Kennedy. El Imperio cerró la década con un viaje a la Luna, dejando atrás a los soviéticos en la carrera espacial, mientras la Guerra Fría aún se libraba. El lunes recordaremos el alunizaje. The Eagle has landed. Y las famosas, ingrávidas palabras de Neil Armstrong, piedra angular de los astronautas: "That's one small step for a man, one giant leap for mankind", es decir, "Éste es el pequeño paso de un hombre, un gran salto para la humanidad". 20 de julio de 1969. Ese día yo aún no había sido concebido. Sin embargo, en el cuarto que ocuparía, un año y 18 días después –más dos meses de vacío: no llegué al seno familiar sino luego de una estancia en el hospital, primero en una incubadora, luego a cargo de una nodriza–, mi padre había colocado un afiche de la Luna y sus sendas caras, mismas que seguramente miré apenas abrí los ojos la primera mañana que amanecí allí, en esa casa en la que ellos aún viven. Pienso en esto y la palabra "ingravidez" lo ocupa todo. Sí. Allí, en ese cuarto que aún existe pero en donde la Luna ya no cuelga de sus muros, yo alunicé. Arribé al compacto satélite que es mi familia. 40 años, pronto. Pero antes de eso, otro alunizaje tendrá lugar, luego de nueve meses de ingravidez. Pero no digo nada.

14.7.09

La altura de Patricia Highsmith

Leo, con placer incomensurable, The Talented Mr. Ripley (1955), primera entrega de la famosa pentalogía de Patricia Highsmith (Fort Worth, Texas, 1921-Locarno, Suiza, 1995), en una hermosa reedición de Norton. La novela ocurre en un distante año del siglo pasado, el cada vez más difuminado XX, y, aun así, la narración no se siente fechada. Todo lo contrario. Ripley trasciende su época: es el gran trepador, la monolítica sanguijuela, el sociópata que recurre a la usurpación y el engaño para plantar su inextinguible semilla. Psicológicas en su alcance, las novelas de Highsmith son una contundente lección de estilo: claridad y ausencia de paja. Recuerdo mi añeja lectura de la raramente traducida El amigo americano (es decir, Ripley's Game), edición de Anagrama con un verde Dennis Hopper en la portada, taco de billar en mano... Rara elección de imagen, también, procedente de la película homónima de Wim Wenders, que también vi y, lo confieso, no recuerdo (mucho de Wenders se olvida, no soporta el paso del tiempo); recuerdo mucha confusión. Y ansío releerla, ahora, en su versión original. Pero me adelanto en el tiempo. Aún leo la primera entrega, alcanzo la primera mitad: el contra-protagonista ha muerto, asesinado por Ripley, dueño del nombre y la personalidad de Dickie, golpeado con un remo, lanzado al mar. ¿Vieron la película? Olviden a los actores que insuflaron de vida a las creaturas de Highsmith: nada que ver, me temo. Pero no digo nada. Me voy a leer. A desentrañar la altura narrativa de una de las mejores escritoras noire de la literatura.

6.7.09

Same old scene (Lecciones de un domingo electoral mexicano)

Bien, ya votaron. Algunos de ustedes fueron fieles a sus convicciones partidistas. Otros tantos, castigaron a Calderón y votaron por cualquier otro partido que no fuera el azul. Unos más, se equivocaron, tacharon doble y, sin querer, anularon su voto. Los menos, o los mismos que los anteriores, anularon su voto con la convicción de quien lidia con la ilusión de un Miura en el ruedo. Finalmente, la gran mayoría venció con su actitud abstencionista: algunos se desentendieron del voto, otros muchos fueron abatidos por la pereza, muchos, no lo dudo, estaban de viaje y, el resto, decidió que las instituciones democráticas mexicanas ya caducaron y no vale la pena atenderlas desde adentro, sino desde el margen. Si sumamos a los anulacionistas, por error o por convicción, y a los abstencionistas, tenemos más de un 60 por ciento de fantasmas en el Congreso, es decir, a cada diputado le corresponde una sombra y media de representación. Así las cosas, uno esperaría que los diputados ganaran un 60 por ciento menos de sueldo y tuvieran un 60 por ciento menos de choferes, celulares, bonos y demás regalías-prestaciones por servir a un país que se niega a (votar para) ser gobernado. Ahora bien, la lista de perdedores:

1. Perdió el PSD y la candidez pequeñoburguesa. Lamentablemente, el partido anulado --ojo: no el tachado de la lista por los anulacionistas, sino por los designios del COFIPE-- no supo trasponer el umbral de los votantes bienpensantes de la clase acomodada mexicana. Su plataforma era notable, pero mal comunicada. Hay que ver más allá del corredor Condesa-Roma-Polanco, me temo. Sin embargo, allí está el precedente: uno esperaría que la tercera fuerza que necesitamos se nutra, y aprenda, del mal trago del PSD.

2. Perdió, y no sé por qué lo pongo en segundo lugar, el presidente y los que votaron para ayudarlo en sus guerras fácticas y morales, ay, Dios. Calderón ha perdido aún más legitimidad y, a su pesar, afloja cada día más las riendas del Estado casi fallido que no parece conducir a parte alguna. Es, me temo, hora de pactar con los grandes ganadores de la contienda: el PRI que regresó al poder luego de caminar, apaciblemente, a contracorriente, y la sanguijuela-lapa que se le pegó para darle una mayoría absoluta en el Congreso, el infame PVM, que se llevó casi un ocho por ciento del voto luego de su llamado a la pena de muerte, los vales para medicinas y las clases de computación e inglés, gran proyecto para el cambio nacional.

3. A pesar de que en apariencia perdió, en el fondo el PRD-PT-Convergencia (sí, así de tripartita como suena) se llevó una especie de premio de consolación: la absoluta caída en cuenta de que para ser una tercera fuerza hace falta encaminar a Jesús Ortega por los caminos del azul y vencido Germán --o mandarlo aún más lejos, allende la chingada--, para luego así restaurarse y erigir el cuadrilatero sobre el cual AMLO y Ebrard se romperán el hocico para ver quién queda al frente, y, así, llegar hechos trizas a las elecciones del 2012, para cederle el trono, nuevamente, al PRI. ¿O no? Premio de consolación, dije. Bórrese lo anterior, téngase buena fe, créase que la izquierda puede reformarse y tiene cabida en un país en el que lo mejor sería la cohabitación, la existencia de dos fuerzas verdaderas, liberales y conservadores, y no las medias tintas que, en el corto plazo desde el 2000, no nos han traído a parte alguna, más que a la tierra de los degollados e influenzados. (En una corrección a esta entrada, descubro que me olvidé de mencionar al PANAL. Lo menciono para no dejar.)

4. Regresemos con las sombras de la elección, entre anulacionistas, individuos proclives a la errata y los abstencionistas de cajón. ¿Y si se hiciera un grupo de presión civil que, a manera de gobierno sombra, siguiera de cerca a cada uno de los cabrones que, ayer, se llevaron el gran hueso de nuestra politiquita nacional? Tres contra uno (de menos dos, o uno y medio). Seguir, vigilar, presionar. Gobernar desde el margen hacia el centro. ¿Qué no están allí esos millonarios en potencia para representarnos, para atender nuestras demandas, para llevar las leyes que deseamos a ser aprobadas? Sean buenos vecinos: apréndanse de memoria el nombre y el teléfono --la dirección electrónica también-- del diputado que le corresponde a su distrito y atosíguenlo para que les sirva bien. ¿O no a ustedes también les gustaría ganar más de 150 mil pesos al mes, exentos de ISR?

Ya pasó ayer. Ya pasó la fiebre del cambio. Anulacionistas: obtuvieron su registro. Ahora, actuen en consencuencia. Y despierten a los abstencionistas. ¿O qué no 60 es más que 40?

PS. Una más, a manera de colofón: que no les sorprenda el regreso del PRI al poder. ¡Larga vida a los huipiles coloridos, a la bandera tricolor, al nacionalismo exacerbado! Señores, por favor: piensen en el largo plazo, no en el mediano, menos aún en el corto (aunque sea el favorito de los cortos de vista, opinionistas et. al., adictos y reclusos de la coyuntura): quizás el PRI, hoy, sea el menor de los males; mañana, claro, será otra cosa. Habrá que saber cómo soltarle el meteorito a los dinosaurios, tan renegados a la extinción. Aunque, hoy, quizá sea mejor esa piedra en el zapato que un zapato azul una talla menor de la necesaria para que este país salga del atolladero y, por fin, camine. Largo plazo, pues: pensar desde la avanzada, no desde la retaguardia. Eso.

Hoy les dejo una joyita de Roxy Music: "Same Old Scene" (escúchese con atención el bajo):